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tránsitos del dia de su muerte
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/beethoven.htm
Bonn, actualmente Alemania, 1770 - Viena, 1827) Compositor alemán. Nacido en el seno de una familia de origen flamenco, su padre, ante las evidentes cualidades para la música que demostraba el pequeño Ludwig, intentó hacer de él un segundo Mozart, aunque con escaso éxito.
La verdadera vocación musical de Beethoven no comenzó en realidad hasta 1779, cuando entró en contacto con el organista Christian Gottlob Neefe, quien se convirtió en su maestro. Él fue, por ejemplo, quien le introdujo en el estudio de Bach, músico al que Beethoven siempre profesaría una profunda devoción.
Ludwig van Beethoven
Miembro de la orquesta de la corte de Bonn desde 1783, en 1787 Ludwig van Beethoven realizó un primer viaje a Viena con el propósito de recibir clases de Mozart. Sin embargo, la enfermedad y el posterior deceso de su madre le obligaron a regresar a su ciudad natal pocas semanas después de su llegada.
En 1792 Beethoven viajó de nuevo a la capital austriaca para trabajar con Haydn y Antonio Salieri, y se dio a conocer como compositor y pianista en un concierto que tuvo lugar en 1795 con gran éxito. Su carrera como intérprete quedó bruscamente interrumpida a consecuencia de la sordera que comenzó a afectarle a partir de 1796 y que desde 1815 le privó por completo de la facultad auditiva.
Los últimos años de la vida de Beethoven estuvieron marcados también por la soledad y una progresiva introspección, pese a lo cual prosiguió su labor compositiva, e incluso fue la época en que creó sus obras más impresionantes y avanzadas.
Obras de Ludwig van Beethoven
La tradición divide la carrera de Beethoven en tres grandes períodos creativos o estilos, y si bien el uso los ha convertido en tópicos, no por ello resultan menos útiles a la hora de encuadrar su legado.
La primera época abarca las composiciones escritas hasta 1800, caracterizadas por seguir de cerca el modelo establecido por Mozart y Haydn y el clasicismo en general, sin excesivas innovaciones o rasgos personales. A este período pertenecen obras como el célebre Septimino o sus dos primeros conciertos para piano.
Una segunda manera o estilo abarca desde 1801 hasta 1814, período este que puede considerarse de madurez, con obras plenamente originales en las que Ludwig van Beethoven hace gala de un dominio absoluto de la forma y la expresión (la ópera Fidelio, sus ocho primeras sinfonías, sus tres últimos conciertos para piano, el Concierto para violín).
La tercera etapa comprende hasta la muerte del músico y está dominada por sus obras más innovadoras y personales, incomprendidas en su tiempo por la novedad de su lenguaje armónico y su forma poco convencional; la Sinfonía n.º 9, la Missa solemnis y los últimos cuartetos de cuerda y sonatas para piano representan la culminación de este período y del estilo de Ludwig van Beethoven.
En estas obras, Beethoven anticipó muchos de los rasgos que habían de caracterizar la posterior música romántica e, incluso, la del siglo XX. La obra de Ludwig van Beethoven se sitúa entre el clasicismo de Mozart y Haydn y el romanticismo de un Schumann o un Brahms . No cabe duda que, como compositor, señala un antes y un después en la historia de la música y refleja, quizá como ningún otro –a excepción de su contemporáneo Francisco de Goya–, no sólo el cambio entre el gusto clásico y el romántico, entre el formalismo del primero y el subjetivismo del segundo, sino también entre el Antiguo Régimen y la nueva situación social y política surgida de la Revolución Francesa.
Efectivamente, en 1789 caía La Bastilla y con ella toda una concepción del mundo que incluía el papel del artista en su sociedad. Siguiendo los pasos de su admirado Mozart, Ludwig van Beethoven fue el primer músico que consiguió independizarse y vivir de los encargos que se le realizaban, sin estar al servicio de un príncipe o un aristócrata, si bien, a diferencia del salzburgués, él consiguió triunfar y ganarse el respeto y el reconocimiento de sus contemporáneos.
Se dice que la noche del 16 de diciembre de 1770 una tremenda tempestad se desencadenaba de las Siete Montañas y descargaba su furia sobre la ciudad de Bonn, (Alemania), a las orillas del Rhin; el viento helado azotaba las puertas y ventanas de las casas, en tanto que la lluvia caía pertinaz y torrencialmente.
Habitación donde nació Beethoven
En esta habitación nació Beethoven el 16 de diciembre de 1770. La foto la tomé "clandestinamente" por lo que no pude alinear la cámara correctamente.
En una pequeña bohardilla nacía un niño al que su padre, llamado Johann Beethoven, llevaría a bautizar al día siguiente a la iglesia de San Remigio, imponiéndole el nombre de Ludwig, mismo que tenía su abuelo.
Su madre era Magdalena Keverich. Este niño desde pequeño mostró notables disposiciones para la música, por lo cual su padre, tenor de la corte y muy dado a la bebida, obsesionado por el ejemplo de Mozart, quiso hacer de él un prodigio, obligándolo a estudiar desconsideradamente, encerrándolo durante muchas horas y maltratándolo severamente cuando no cumplía con las tareas agobiadoras que le señalaba.
Jardín de la casa de Beethoven
En 1778 lo presentó en Colonia en un concierto de piano, y en 1781 lo llevó a una gira a Holanda, que fue un fracaso. Beethoven recibió lecciones, además de su padre, de Pfeiffer, van der Eeden, Rovantino, los PP. Koch y Zeese; Neefe le hizo estudiar el "Clavecín bien temperado" de J. S. Bach, que en esa época (1781) sólo existía en copias manuscritas, las sonatas de Carlos Felipe Emmanuel Bach, y las de Muzio Clementi.
En el invierno de 1786 visitó Viena, conoció a Wolfgang Amadeus Mozart de quien recibió algunas lecciones, y el cual dijo así a alguno de sus amigos: "Escuchen a este joven; no lo pierdan de vista que alguna vez hará ruido en el mundo". La enfermedad de su madre lo obligó a volver a Bonn, donde ella murió en 1787.
Así escribía al Dr. Schade el 15 de septiembre de ese año: "Era tan buena conmigo, tan digna de ser amada, mi mejor amiga". Obligado a hacerse cargo de sus hermanos se vio en la necesidad de pedir el retiro de su padre y a que se le entregara la pensión correspondiente para que no fuese disipada. Las penas y sufrimientos que pasó fueron considerables, sin embargo, encontró un generoso consuelo en la familia Breuning, sintiendo un afecto especial por "Lorchen", (la gentil Eleonora, a quien dio clases de música, recibiendo en cambio conocimientos de literatura), que se casaría más tarde con el Dr. Wegeler, y con los cuales mantuvo durante toda su vida una estrecha amistad. Asimismo halló un decidido protector en el conde Waldstein, hombre de gran cultura y pianista distinguido, que había ido a residir a Bonn por razones políticas; este personaje después de haber oído a Beethoven, lo proclamó como el heredero legítimo de Mozart y Haydn, y lo ayudó eficazmente para que pudiera radicarse en Viena, recomendándolo ampliamente para que pudiese abrirse camino.
En 1792 dejó Bonn, ciudad que nunca olvidaría, el lugar de "nuestro padre el Rhin; mi patria, la hermosa región en donde yo vi la luz primera, siempre tan bella, tan clara delante de mis ojos, como cuando yo la dejé"; (Carta a Wegeler, 29 de junio de 1801), "con sus chopos envueltos por la bruma, su maleza, sus sauces, sus árboles frutales"... y sus "Siete Montañas azuladas que dibujan sobre el cielo sus perfiles atormentados, coronados por las esbeltas y bizarras siluetas de los viejos castillos en ruinas". (Romain, Rolland, Beethoven).
Llegó a Viena en el mes de noviembre, con gran número de obras, (la primera escrita a los diez años), que publicó más tarde, después de haberlas revisado, o que refundió en otras que compuso en esa ciudad. Las recomendaciones que traía le abrieron los salones aristocráticos. Recibió clases de Haydn, Schenck, Salieri (composición vocal), Schuppanzigh (violín), Alberchtsberger y Aloys Föster (escritura de cuartetos y quintetos). Su primer concierto como pianista lo dio el 30 de marzo de 1795; pero no fue sino hasta el 2 de abril de 1800, cuando se presentó ante el gran público presentando su Gran Concierto para pianoforte, su Septuor y su Primera Sinfonía.
Ludwig van Beethoven
Alcanzó un éxito considerable. Sin embargo, ya Beethoven había experimentado los síntomas de su penosa enfermedad, la sordera, desde 1796. A todos los sufrimientos que había sentido, añadía la tortura física y psicológica de ir perdiendo el sentido más necesario para su profesión.
El mismo año escribió en su Diario Intimo: "¡Valor! A pesar de todas las flaquezas del cuerpo, mi genio triunfará... ¡Veinticinco años! Los tengo ya, y es necesario que en este año el hombre se revele todo entero".
Ya en esta época los rasgos de su carácter están bien definidos: existe en su alma una bondad sin límites; amor a la verdad y a la humanidad; conciencia de su valor; una tenacidad de férrea que no desmaya ante ningún obstáculo. Por otra parte su sensibilidad se manifiesta en exaltados impulsos de fuerza, de alegría, de tristeza y de profunda melancolía, que arrancan del corazón y que hacen vibrar, con la potencia de su sinceridad, las cuerdas de sus semejantes.
Entre 1796 y 1800 compone mas de 90 obras, entre las que están la 1a sinfonía (además de la llamada "cero" o "Jena" de dudosa autenticidad), 3 conciertos para piano, seis cuartetos, el Septuor, variaciones, Sonatas (incluyendo la Pathetique), etc. Beethoven decía: "Vivo en medio de la música; en cuanto termino algo, comienzo otra cosa. En la forma que ahora escribo, hago o menudo tres o cuatro cosas a la vez". El genio afloraba con fuerza, aunque "ya el dolor había llegado a su puerta; se había apoderado de el para nunca mas dejarlo".
Se señala el año de 1801, como el de la iniciación de lo que se ha llamado el segundo periodo de la obra de Beethoven. Etapa de su vida en que alternaba días felices, con los sufrimientos mas despiadados; las esperanzas mas sonrientes con los desengaños mas desalentadores; el optimismo y el pesimismo, todo ello dentro de la taladrante realidad de una sordera progresiva e incurable. De 1801 data su pasión por Giulietta Guicciardi, a quien inmortalizo con la dedicatoria de su Sonata "Quasi una fantasia", que será más tarde sobrellamada "Claro de Luna". Pero de este ultimo año, (6 de octubre) fue su "Testamento de Heiligenstadt", en el que declara: "La experiencia de estas cosas me puso pronto al borde de la desesperación y poco faltó para que yo mismo hubiese puesto fin a mi vida. Sólo el arte me ha detenido. ¡Ah! Me parecía imposible abandonar este mundo antes de haber realizado todo lo que me siento obligado a realizar. ¡Oh Dios, Tú miras desde lo alto en el fondo de mi corazón, y lo conoces, sabes que en él moran el amor a los demás y el deseo de hacerles el bien! Vosotros, hombres, si leéis un día esto, pensad que habéis sido injustos conmigo... hizo cuanto estaba a su alcance para ser admitido en el rango de los artistas y de los hombres de elección".
"Al día siguiente de la violenta crisis de Heiligenstadt", escribe Edouard Herriot, "la 2a Sinfonía", ejecutada por primera vez el 5 de abril de 1803, "no traduce ninguna debilidad... las proporciones mismas de la obra, atestiguan el vigor de ese genio indomable que rehúsa sacrificar a las exigencias de la moda la abundancia y la originalidad de sus ideas".
Este llamado segundo periodo, al que se le señala como límite el año de 1814, comprende la producción de cerca de 150 obras: incluye hasta la octava Sinfonía; en las sonatas para piano hasta la opus. 90; en los cuartetos hasta el XI opus 95; el concierto para violín, el 5o concierto para piano, la ópera "Fidelio", lieder, romanzas, tríos, etc.
La 3a sinfonía estaba dedicada a Napoleón Bonaparte. Una anécdota, relatada por Fernando Ries, discípulo de Beethoven, dice así: "La sinfonía estaba sobre la mesa. La primera página contenía dos nombres: arriba, 'Bonaparte'; debajo, 'Beethoven'. Ni una palabra más. Ignoro si la laguna debía llenarse. Fui el primero que anunció al maestro la nueva de que Bonaparte se había proclamado emperador (18 de mayo de 1804). Enfurecido Beethoven, exclamó: "¡No es más que un hombre vulgar! ¡Sólo satisfará su ambición y como tantos otros hollará los derechos del hombre para ser un tirano!" Se dirigió hacia la mesa, arrancó la primera página del manuscrito y la arrojó al suelo. Después escribió un nuevo título: Sinfonía Eroica".
En 1821, cuando murió Napoleón, Beethoven dijo: "Hace diecisiete años que compuse su oración fúnebre". Esta 3a sinfonía fue tocada por primera vez el 7 de abril de 1805. En ese mismo año estrenó su ópera Fidelio.
Ludwig van Beethoven
En 1806 compuso la 4a sinfonía, que algunos críticos han creído que fue inspirada en el amor de Teresa de Bruswick, aun cuando otros musicógrafos han investigado minuciosamente el supuesto amor de Beethoven, y lo han rechazado categóricamente calificándolo como un infundio, basado en un relato de dudosa autenticidad publicado en 1890 y narrado por Mariam Tengert, que se decía confidente de Teresa. De 1806 son los tres Cuartetos opus 59, el Concierto para Violín y la sonata "Appasionata". (Para un estudio de las sonatas de Beethoven, ver artículo por Manuel Alejandro)
En la misma fecha que la quinta, fue estrenada la sexta, llamada "Pastoral". Beethoven se encargó de poner los siguientes subtítulos a cada tiempo:
1. Despertar de apacibles sentimientos al llegar al campo.
2. Escena junto al arroyo
3. Alegre reunión de campesinos
4. Tempestad
5. Canto de pastores. Alegres y agradecidos sentimientos después de la tempestad (Aunque él mismo aclara: "Expresión de sentimientos, mejor que pintura")
Esta sinfonía da testimonio del amor que sentía hacia la naturaleza; escribió en uno de sus cuadernos íntimos en 1815: "Dios Todopoderoso, soy feliz en la selva donde cada árbol habla por ti".
La 7a Sinfonía fue iniciada hacia fines de 1811 o principios de 1812: cuatro años que la separan de la 6a, pero en este intermedio compone obras tan importantes como el 5o concierto para piano "El Emperador", los cuartetos X y XI, la obertura "Egmont", las sonatas op. 78 y 81, etc. Esta 7a sinfonía fue calificada "como un milagro del genio", y Wagner la llamo "la apoteosis de la danza".
La 8a sinfonía es una de las obras más juguetonas y alegres de Beethoven, pero revela una técnica magistral: desde el primero hasta el último compás corre por esta obra una gracia flexible, gallarda y ondulante que cobra agilidad en el último tiempo; mientras que en el "Allegretto scherzando" recuerda la invención del metrónomo, debida a Mälzel.
En el lapso que hemos comentado la fama de Beethoven creció hasta su máximo. Cuando se efectuó el Congreso de Viena era el hombre más popular. Escribía a su amigo Amenda: "En tus cartas no necesitas poner más dirección que mi nombre" (Esto sin contar con que se cambiaba constantemente de casa). Era asistente habitual a los paseos del "Prater" y sus caminatas por lo que actualmente se llama "Sendero Beethoven" eran conocidas por todos. En 1815 fue honrado por Viena con la "ciudadanía honoraria".
De 1811 data su último ensueño amoroso: cortejó a la bella cantante Amelia Sebald, que se casó más tarde con un consejero de Estado. En la vida amorosa de Beethoven se señalan, además de las anteriormente citadas: una "bonita y alegre rubia" por la que en su juventud sintió un amor "Wertheriano", Teresa Malfatti, con la que pensó contraer matrimonio, como lo comprueba una carta fechada el 2 de mayo de 1810 en la que solicita al Dr. Wegeler, documentos personales para ese fin, y el pedimento hecho a través de su amigo Gleichenstein al padre de Teresa y que recibió como contestación la siguiente observación de un tío de la propia interesada: "Beethoven es un hombre muy torpe de entendimiento, aunque puede ser el más grande de los genios". Bettina Brentano a quien el maestro conoció en 1810, y la cual llegó hasta el grado de hacer públicas dos cartas sin fecha de las que hasta ahora no se han encontrado los originales (no obstante que ella aseguraba que se encontraban entre su valiosa correspondencia como reliquias sagradas). A los 43 años renunció a su anhelo hogareño, no sin apurar antes la copa de la amargura, de la decepción y aún de la burla, aunque conservándose siempre en un plano de dignidad e idealismo.
Konzerthalle
Konzerthalle en Augarten, Viena
Datos acerca de su aspecto físico lo señalan así: "Era bajo, moreno, con el rostro achatado y picado de viruelas, la boca delicada, con el labio inferior saliente y hoyuelo profundo en el mentón; sonreía bondadosamente y había en su conversación, a menudo, un tono amable y alentador. En cambio su risa era desagradable, violenta y gesticulante, rápida" (Moscheles). Cuando se le sorprendía sentado al piano, "Los músculos de su rostro se le saltaban, sus venas se hinchaban, los ojos salvajes se hacían dos veces más terribles "(Klöber). "Sus ojos parecían que cambiaban de color: en ocasiones se veían grises, azules o verdes".
Plaza en Bonn
Yo, mi madre y mi hermano en Bonn.
En la última etapa de su vida había de sentir grandes contrariedades; la sordera total, la ingratitud de su sobrino, la pobreza, la enfermedad, hasta que sobrevino la muerte. De 1815 hasta 1826 compone alrededor de 125 obras; pero dos de ellas, ¡maravillosas!, bastarían para inmortalizar su nombre: la 9a sinfonía y la Misa Solemne en Re mayor, sin contar sus extraordinarios cuartetos que marcan una cima en la Historia de la Música. La madurez y la audacia se ligan para lanzarse a la conquista de mundos nuevos. Cuando la orquesta y las voces se unen en el final de la 9a sinfonía, el mundo se estremece para subrayar el pensamiento de Schiller y el anhelo de Beethoven:
¡Alegría! El más bello fulgor divino...
Todos los hombres serán hermanos...
¡Un abrazo confunda al mundo entero!
¡Hermanos, sobre la bóveda estrellada
debe morar un Padre amante!"
Cuando llega a su clímax el "Adagio molto e cantabile" de la misma obra, (el tercer movimiento), el propio compositor ha de detener su vuelo para no llevarnos a la postración más aniquiladora después del camino que nos ha hecho recorrer para llegar a esas alturas raramente alcanzadas.
En 1826, Beethoven fue operado para curarlo de hidropesía; no volvió a mejorarse. Cerca de las seis de la tarde del 26 de marzo de 1827, exhalaba su último aliento: en ese momento estallaba una violenta tempestad sobre la ciudad de Viena. Podría decirse, sin que queramos con esto recurrir a una metáfora vulgar, que el rayo que anunció su nacimiento, extendía, a su muerte, los truenos de su música inmortal.
Más de veinte mil personas se reunieron para acompañarlo a su última morada. Grillpazer, al terminar la oración fúnebre, dijo: "Éste por quien llevamos luto, se encuentra desde ahora en adelante, entre los grandes de todos los tiempos. Recordemos esta hora y pensemos: estábamos allí cuando le enterraron, y, cuando él nos dejó, lloramoS.
Confirman al plomo como causa de la enfermedad de Beethoven
Los fragmentos de hueso, verificados como pertenecientes a Beethoven mediante un análisis de ADN, se examinaron con los rayos X provenientes de la Fuente Avanzada de Fotones del Laboratorio Nacional de Argonne. También fue examinada una muestra de control de un fragmento de hueso del mismo período histórico. Los dos fragmentos óseos pertenecían a la sección parietal del cráneo.
"La comprobación indicó grandes cantidades de plomo en el hueso de Beethoven, comparado con el de control", resume Bill Walsh, científico principal del Centro de Tratamiento Pfeiffer en Warrenville, Illinois, y director del Proyecto de Investigación sobre Beethoven.
El fragmento de hueso es propiedad de Paul Kaufman, un hombre de negocios californiano, que heredó las reliquias a través de otros miembros de su familia, de un tío abuelo suyo, un médico austriaco. No estando seguro de que el fragmento realmente fuera del compositor, Kaufman lo envió a la Universidad de Münster en Alemania, para la comparación del ADN mitocondrial con las muestras del cabello de Beethoven, en poder de la Beethoven Society y también analizados por Walsh y sus colegas con la Fuente Avanzada de Fotones.
Los resultados confirman el trabajo anterior hecho en las muestras de cabello. En suma, indican la ausencia en pelo y hueso de niveles perceptibles de cadmio o mercurio, ambos elementos considerados previamente como posibles causas de la enfermedad de Beethoven.
El hallazgo de elevados niveles de plomo en el cráneo de Beethoven, y los resultados del análisis de ADN que indican la autenticidad de las reliquias de hueso y de pelo, proporcionan ahora una sólida evidencia de que Beethoven padeció una carga tóxica excesiva de plomo. Además, la presencia de plomo en el cráneo sugiere que su exposición no fue un evento fugaz, sino que debió estar sometido a su acción durante muchos años.
Enfermedad de Beethoven
Cuanto tenía unos veinte años de edad, Beethoven experimentó un cambio de personalidad, y contrajo una enfermedad abdominal que persistió a lo largo de su vida adulta. Sus síntomas abdominales y los resultados de su autopsia concuerdan con el diagnóstico de envenenamiento por plomo.
Hay constancia de casos de sordera como resultado del envenenamiento por plomo, pero son relativamente raros. No existe una evidencia sólida de que el envenenamiento haya sido la causa de la sordera de Beethoven.
Beethoven vio a un médico tras otro en busca de una cura para sus dolencias físicas. De hecho, en una carta a un amigo, expresó el deseo de que después de su muerte, los investigadores usaran sus restos para determinar la causa de su enfermedad y evitar así que otros sufrieran como él. Beethoven padeció de mala digestión, dolor abdominal crónico, irritabilidad y depresión. Desde que murió en 1827 a la edad de 57 años, ha habido mucha especulación pero ninguna prueba, hasta ahora, de la causa de su dolencia y su muerte.
Beethoven sufrió de una sobrecarga tóxica del plomo
Los investigadores en el Ministerio de los E.E.U.U. de laboratorio nacional de Argonne de la Energía han encontrado las cantidades elevadas de plomo en los fragmentos del hueso que pertenecían al diecinueveavo compositor Ludwig von Beethoven del siglo, constantes con su encontrar anterior de las cantidades masivas de plomo encontradas en su pelo. Estos resultados confirman la causa de sus años de la enfermedad debilitante crónica.
Los fragmentos del hueso, confirmados por la DNA que probaba para haber venido del cuerpo de Beethoven, fueron explorados por X-rays de la fuente avanzada del fotón en Argonne, que proporciona las radiografías más brillantes del hemisferio occidental.
Una muestra del fragmento del hueso del control a partir del mismo período histórico también fue examinada.
Ambos fragmentos del hueso eran de la sección parietal - la tapa - del cráneo.
“La prueba indicó las cantidades grandes de plomo en la muestra del hueso de Beethoven, comparadas al control,” dijo a la cuenta Walsh, en el centro del tratamiento de Pfeiffer en Warrenville, y a director del proyecto de investigación de Beethoven.
El fragmento del hueso es la característica de Paul Kaufman, hombre de negocios que heredó las reliquias a través de otros miembros de la familia de su grande-gran tío, doctor austríaco de California.
No seguro si el fragmento era realmente del compositor, Kaufman lo envió a la universidad de Muenster en Alemania para la comparación mitochondrial de la DNA con las muestras del pelo de Beethoven, poseídas por la sociedad de Beethoven y también analizadas por Walsh y sus colegas en la fuente avanzada del fotón.
Los resultados confirman el trabajo anterior hecho en las muestras del pelo.
Además, los investigadores no encontraron ningún nivel perceptible del cadmio o del mercurio - ambas posibilidades consideradas de causar la enfermedad de Beethoven - en el fragmento del hueso o el pelo
“El encontrar del plomo elevado en el cráneo de Beethoven, junto con la DNA resulta indicando la autenticidad de las reliquias del hueso/del pelo, proporciona evidencia sólida que Beethoven sufrió de una sobrecarga tóxica del plomo,” Walsh dicho. “Además, la presencia del plomo en el cráneo sugiere que su exposición al plomo no fuera un acontecimiento reciente, pero pudo haber estado presente por muchos años.”
El período del plomo en el cuerpo humano es cerca de 22 años, con 95 por ciento de “viejo” plomo que reside en la estructura esquelética.
Beethoven experimentó un cambio de la personalidad y de la enfermedad abdominal en sus últimas adolescencias y 20s temprano que persistieron a través de su vida del adulto. Sus síntomas y resultados abdominales de la autopsia son ambo constantes con el plomo que envenena, Walsh dicho.
Ha habido casos documentados de la sordera resultando del plomo que envenenaba, pero esto ha sido una ocurrencia relativamente rara. No hay evidencia sólida que conduce el envenenamiento era una causa de la sordera de Beethoven, Walsh dicho.
“Beethoven vio a médico después de que el médico en busca de una curación para sus dolencias físicas,” dijera a Walsh. De hecho, en una letra a un amigo, él expresó el deseo que después de su muerte, los investigadores utilizaría su restos para ayudar a determinar la causa de su enfermedad de modo que otros no tuvieran que sufrir como él lo hizo. “Beethoven sufrió de la mala digestión, del dolor abdominal crónico, de la irritabilidad y de la depresión. Desde que él murió en 1827 en la edad 57, ha habido mucha especulación pero ninguna prueba de la causa de sus enfermedades y muerte.”
Los investigadores realizaron el análisis elemental de la fluorescencia de la radiografía en el beamline avanzado de las operaciones y de la investigación del fotón de una radiografía de la fuente.
“El APS es la mejor máquina del país para realizar la investigación en este detalle,” dijo a Ken Kemner, uno de los investigadores de Argonne implicados en el proyecto. El microimaging usado grupo para mirar la distribución del plomo en y en el fragmento del hueso y el pelo para identificar la presencia de cualquier plomo superficial, y para no encontrar ninguno, la incorporación que confirma del plomo en el hueso y el pelo.
Fuente: Laboratorio nacional de DOE/Argonne, 2005
http://www.cnnexpansion.com/lifestyle/2007/8/29/receta-medica-mato-a-beethoven
El compositor murió a los 57 años. (AP)
VIENA (AP) — ¿Alguien mató a Beethoven? Un patólogo vienés sostiene que el médico del compositor lo hizo al recetarle, sin saberlo, una sobredosis de plomo en un caso en que el remedio agravó la enfermedad.
Otros investigadores no están convencidos, pero todos coinciden en una cosa: el maestro estuvo muy enfermo en los años previos a su muerte en 1827.
Investigaciones anteriores determinaron que Beethoven padecía saturnismo, o intoxicación con plomo, al detectar altos niveles del metal en su pelo y luego en fragmentos de sus huesos. Estos descubrimientos sustentaron la convicción de que el saturnismo le provocó la muerte a los 57 años.
Pero el forense vienés Christian Reiter dice que meses de investigaciones con métodos aplicados a cabellos de Beethoven le han permitido llegar a nuevas conclusiones.
Dice que su análisis, publicado la semana pasada en la revista especializada Beethoven Journal, demuestra que durante los últimos meses de vida del compositor, las concentraciones de plomo en su cuerpo aumentaban bruscamente cada vez que lo trataba su médico, Andreas Wawruch, por su edema abdominal. Las dosis fatales de plomo penetraron en el hígado enfermo de Beethoven y finalmente lo mataron, dijo Reiter.
''Su muerte se debió a los tratamientos del doctor Wawruch'', declaró Reiter, jefe del Departamento de Medicina Forense de la Universidad Médica de Viena.
''No se puede culpar al doctor Wawruch'', acotó. ''¿Cómo habría de saber que Beethoven padecía una enfermedad grave del hígado?''
Nadie lo sabía en esa época.
Sólo la autopsia tras la muerte del compositor en Viena, el 26 de marzo de 1827, permitió a los médicos descubrir que Beethoven padecía cirrosis hepática además de acumulación de líquido en el abdomen. Reiter dice que para aliviar los dolores del compositor, Wawruch le perforaba la cavidad abdominal y luego sellaba la herida con un cataplasma que contenía plomo.
Aunque ya se sabía de la toxicidad del plomo, las dosis contenidas en el bálsamo del tratamiento ''no eran tan venenosas como para matar a una persona sana'', dijo Reiter. ''Pero evidentemente, el doctor Wawruch no sabía que su tratamiento atacaba un hígado ya enfermo y mataba al órgano''.
Antes de la aparición de los edemas, Wawruch anotó en su diario personal que trató un brote de neumonía meses antes de la muerte de Beethoven con sales que contenían plomo, agravando lo que según los investigadores ya era un caso de saturnismo.
Pero, según Reiter, fueron las dosis reiteradas de la crema con plomo aplicadas por Wawruch durante las últimas semanas de vida del músico las que acabaron por matarlo.
El análisis de los cabellos reveló ''varios picos en los cuales la concentración de plomo se elevó de manera enorme'' en las cuatro ocasiones entre el 5 de diciembre de 1826 y el 27 de febrero de 1827 en que, según el propio Beethoven, Wawruch trató su edema, dijo Reiter. ''Cada vez que le perforó el abdomen... tenemos un aumento de la concentración de plomo en el pelo''.
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Genio y Drama: La Sordera de Beethoven
Académico Dr. Jorge García Gómez, MD., FACS
artículo completo en ésta dirección
http://encolombia.com/medicina/academedicina/academ24259-geniodrama.htm
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ttp://www.noticias.com/articulo/08-12-2005/juan-pablo-martinez/beethoven-murio-envenenado-50d8.html
Según una investigación del departamento de Energía del Argonne National Laboratory, en Chicago, el gran compositor alemán fue víctima de envenenamiento por plomo. La hipótesis ya había sido planteada hace cinco años.
El plomo habría sido también la causa de la enfermedad que el músico tuvo toda su vida y que culminó en una larga y dolorosa agonía que lo llevó a la muerte en 1827, cuando tenía 56 años. "No hay dudas, Beethoven fue víctima de envenenamiento por plomo", dijo Bill Walsh, estudioso del Pfeiffer Treatment Center de Warrenville, Illinois, que realizó el examen con Ken Kemner, un estudioso del departamento de Energía. El misterio se mantiene, en cambio, respecto de la fuente de plomo que habría contaminado a Beethoven. Entre las posibilidades más factibles se encuentra la inclinación del compositor por el vino blanco que bebía en copas de plomo, o en los numerosos tratamientos médicos a que fue sometido toda su vida, los que en el siglo XIX estuvieron muchas veces vinculados al uso de metales. Una hecho llamativo es que en los restos biológicos no se encontró ninguna huella de mercurio, lo que excluye que Beethoven sufriera de sífilis enfermedad que, en su tiempo, era tratada con este metal.
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