lunes, 14 de septiembre de 2009

MARIA FELIX
























NATAL Y TRANSITOS DEL DIA DE SU MUERTE


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sinastria *natal y  día de su muerte


wikipedia

María de los Ángeles Félix Güereña (* 8 de abril de 1914, Álamos, Sonora8 de abril de 2002, Ciudad de México) actriz mexicana. Actriz cinematográfica mexicana. María Félix es uno de los máximos íconos del cine mexicano en su Época de Oro y uno de los grandes mitos eróticos del Cine de habla hispana. Conocida a nível internacional por los sobrenombres de "La Doña" y "María Bonita".
Figura indispensable del Cine Mexicano María Félix. Personalidad controvertida y admirada por su belleza legendaria y originalidad.
La próspera relación de María de los Ángeles Félix con el cine (47 películas) empezó por azar. Se hallaba mirando escaparates en el Centro Histórico de la Ciudad de México (entre las calles de Palma y Fco. I. Madero) cuando el director Fernando Palacios la abordó preguntándole si le gustaría hacer cine. La respuesta pertenece también al mundo de los tópicos, pero los que configuran la leyenda de La Doña: “¿Quién le dijo que yo quiero entrar en el cine? Si me da la gana, lo haré; pero cuando yo quiera, y será por la puerta grande”.
A partir de Doña Bárbara (1943), la actriz y sus personajes comenzaron a fundirse en una sola unidad. Muchos especialistas afirman que María Félix siempre se interpretó a sí misma en todas sus películas. Opiniones más aventuradas, como la de Paco Ignacio Taibo I -autor del libro La Doña (1991)- señalan que la aparición de la actriz en el panorama del cine mexicano fue tan impactante que los guionistas y directores terminaron por escribirle historias de acuerdo a su personalidad. El resultado fue una curiosa mezcla de realidad y ficción que terminó por construir el mito de la Félix.
Su fascinante imagen destacó en títulos como La mujer sin alma (1943) y La devoradora (1946), de Fernando de Fuentes; La diosa arrodillada (1947), de Roberto Gavaldón; y Doña Diabla (1948), de Tito Davison. Parece que ella misma iba enriqueciendo esa imagen, de tal modo que su colaboración con el director Emilio Fernández le permitió completar una trilogía heterogénea que resume sus méritos y favorece que, aún hoy, el público la trate regiamente: Enamorada (1946), Río Escondido (1947) y Maclovia (1948). Ni siquiera su aventura francesa —French Cancán (1954), de Jean Renoir— fue tan celebrada como esos tres títulos del Indio Fernández.
Como una soberana ideal del cine hablado en español, María abordó todos los géneros, y lo hizo bien. Si nos limitamos al asunto que guía estas líneas, hemos de citar su personificación de Catalina de Erauso en La monja alférez (1944), de Emilio Gómez Muriel, su trabajo junto a Buñuel en Los ambiciosos (1959), y su linda presencia en Sonatas (1959), aquella película de Juan Antonio Bardem que recreaba el texto de Valle-Inclán. En esa línea española, María Félix también mantuvo una estrecha relación profesional con el productor Cesáreo González. Su presencia excepcional enriqueció la coproducción franco-española La bella Otero (1954), de Richard Pottier; y en un tono más ligero, dio lecciones de seducción en Faustina (1956), de José Luis Sáenz de Heredia, donde también intervenían Fernando Fernán Gómez, Conrado San Martín, Tony Leblanc y José Isbert. Cerrando el catálogo español, esta última comedia presentaba a la actriz en una faceta voluptuosa cuyos efectos aún se perpetúan en la gran pantalla.
Tras su última aparición cinematográfica, en La Generala (1970), María Félix estuvo relacionada por lo menos con tres proyectos fílmicos, ninguno de los cuales logró cristalizarse. El primero de ellos fue la versión cinematográfica de la novela de Carlos Fuentes "Zona sagrada", cuya trama guarda más de una relación con la vida de la estrella. El segundo, la polémica adaptación de "Toña Machetes", novela escrita por Margarita López Portillo, que terminó filmándose con Sonia Infante. El más reciente, fue la adaptación de "Los papeles de Aspern" de Henry James, que llevaría por título "Insólito esplendor" y que iba a ser dirigida por Jaime Humberto Hermosillo. Durante 1997, la prensa de espectáculos en México especuló con la posibilidad de un retorno de la Félix, al lado de Verónica Castro, interpretando una versión para televisión de la obra "Los amores criminales de las vampiras Morales" de Hugo Argüelles.
Igual que su país: "tan cerca de Estados Unidos y tan lejos de Dios", parecía inevitable que la devorara la máquina de los sueños de Hollywood. Pero se resistió. Su argumento fue que no quería aprender inglés ni le gustaban los papeles de india que le ofrecían: "No nací para cargar canastos", "me ofrecen papeles de india y las indias las hago en mi país, en el extranjero sólo encarno a reinas" dijo. Si algo perdió con esta decisión, lo compensó con la adhesión popular y la admiración de los intelectuales de su país y del Viejo Mundo.
Su biógrafo más conocido, Paco Ignacio Taibo, hace notar en su obra -obviamente bautizada como "La Doña"- que María Félix no sólo poseía "una belleza singular". También era fundamental en ella el contraste con las actrices "tradicionalmente sumisas" de su país.
El escritor mexicano Carlos Monsiváis la describió como "una sucesión de atavíos, 'close-ups', actitudes y frases memorables" y también como "la persona que veía en el lujo la escenificación de sus fuerzas interiores". Sobre todo, María Félix -en cuyo honor fueron bautizadas miles de mujeres que hoy tienen entre 40 y 50 años- fue el sueño de generaciones de latinoamericanos y no latinoamericanos. "Tanta y tan intensa es su hermosura, que duele", dicen que dijo Jean Cocteau cuando la conoció. No fue el único piropo. Su amigo Diego Rivera le dedicó un autorretrato "a María Reina de los Ángeles Félix, quien millones de gentes admiramos y amamos pero a quien nadie querrá tanto como yo". El propio Rómulo Gallegos le subrayó en una edición de su libro Doña Bárbara una frase: "Agua clara del remanso donde los cielos se miran". Al margen, el escritor anotó: "Ésta, María, eres tú". Agustín Lara, uno de sus cinco maridos, optó por el homenaje más perdurable: "María bonita", cantada por miles de enamorados a lo largo del tiempo y a lo ancho del mundo.
Nada, sin embargo, empañó el cariño y la admiración que le tenían los mexicanos. El día de sus funerales, el público apostado en el camino hacia el Cementerio del Panteón Francés, junto con las flores, las pancartas y las fotos de la actriz le gritaba: "¡Viva María Bonita!", "¡Viva La Doña!".
Y es que se extinguía una leyenda, en un mundo cada vez más necesitado de ellas.



sábado, 12 de septiembre de 2009

MARIA MONTES























última foto de María













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natal y tránsitos del día de su muerte


biografia completa aqui
http://www.mariamontez.net/biografiaenespanol.htm

Nació en Barahona, el día 6 de Junio de 1912. Llamada María Africa por su padre en homenaje a su tierra natal, la Isla de la Palma (una de las Islas Canarias), que aunque pertenezca a España está localizada en el continente africano.





http://noticias.terra.es/2008/

La autora del libro 'María Montez, su vida' tuvo una relación muy estrecha con la familia de la diva dominicana en Barahona, donde la actriz, que llegó a la meca del cine sin siquiera haber actuado nunca, había nacido el 6 de junio de 1912.
No llegó a conocerla personalmente, pero a través de la historia familiar y de la pasión con que siguió a distancia la carrera de la diva dominicana, Vicens de Morales creó una relación que define como 'casi personal'.
Tan estrecha es aún esa relación, que estudia la posibilidad de convertir la biografía de María Montez en un guión para cine o televisión, con el objeto de preservar 'más y mejor' el recuerdo de la actriz más internacional nacida en la República Dominicana.
'Era una mujer formidable, que nació para la actuación y creció pensando en llegar a Hollywood', dijo Vicens de Morales a Efe sobre la actriz, que murió en forma nunca bien aclarada el 7 de septiembre de 1951 en París, donde residía entonces con su segundo esposo, el actor francés Jean Pierre Aumont, con quien se había casado en 1943.
'Murió a destiempo', indicó en relación a los 39 años que tenía María Montez cuando fue hallada sin vida en la bañera de su casa.
Los médicos dijeron que la muerte podía deberse a dos causas: un paro cardíaco producido por el 'shock' con el agua caliente en que se bañaba, o que se hubiese ahogado en su propia bañera tras sufrir un desmayo.
'No hubo autopsia, de modo que nunca se supo el verdadero motivo del fallecimiento' de la diva, que desde entonces figura en muchos archivos de 'muertes misteriosas' en el mundo del cine, dijo Vincens de Morales, esposa del embajador de República Dominicana en Brasil, Manuel Morales Lama.
Las dudas sobre la causa de su muerte la hermanan todavía más a la mexicana María Félix, fallecida también sola en su casa en Ciudad de México en abril del 2002, y a la portuguesa Carmen Miranda, uno de los grandes símbolos de Brasil y quien murió en 1955 en Beverly Hills, también en la soledad de su residencia.
María Montez había llegado a Hollywood en 1940 en busca de una oportunidad en el mundo del cine y la consiguió en 1941, cuando obtuvo un pequeño papel en el reparto de 'Lucky Devils', un filme de bajo coste rodado en blanco y negro por el director Lew Landers.
Su gran oportunidad fue justamente al lado de Carmen Miranda, en 'That nigth in Rio', filmada en 'technicolor' en 1941 y en la que su actuación en una escena de celos le abrió la puerta de la fama y los contratos millonarios.
'Su piel morena y su interpretación de una ardiente mujer latina sedujeron a Hollywood', indicó Vicens de Morales.
Además de ese filme con Carmen Miranda, María Montez participó en otras 25 películas, la mayoría de ellas enmarcadas en el género de 'diversión' que el cine estadounidense cultivó durante la Segunda Guerra Mundial, lo que le valió integrar la lista 'pin-up girls' que atesoraban los soldados estadounidenses.
Una de ellas fue 'Arabian Nights' (1942, John Rawlins), en la que su papel de Sherezade le valió que la crítica estadounidense la bautizara como la 'Reina del Technicolor'.
Su verdadero valor como actriz, sin embargo, lo demostró en Europa, donde protagonizó dos películas en Francia y otras tres en Italia. Una de ellas fue 'Il ladro di Venezia' un clásico rodado en la ciudad de los canales y dirigido por John Brahm en 1950.
La única hija de María Montez también fue seducida por el cine, adoptó el nombre de Tina Aumont y llegó a trabajar con legendarios directores, como Bernardo Bertolucci y Federico Fellini.
Como su madre, murió en la soledad de su casa, a los 40 años, víctima de una embolia pulmonar.
La historia de esa familia del celuloide es la que ahora pretende devolver al cine Vicens de Morales, con su proyecto de una película y hasta una telenovela sobre la diva dominicana.
'Es un legado del cine para el cine', dijo sobre su proyecto de convertir la vida de María Montez en un filme.